Seis conferencias dadas en 1923 en Cristianía (Oslo)
Rudolf Steiner nos habla de como actúan los distintos miembros constitutivos del ser humano durante la vigilia, durante el sueño y en la vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, así como de los cambios habidos en esos miembros durante la evolución de la humanidad.
"En sentido anímico-espiritual, cada noche, al quedarnos dormidos, nos volvemos otra vez niños. Igual que en el mundo físico se recorre un camino de dos o tres kilómetros, así, al haber cumplido los treinta años, recorremos por la noche un camino a través del tiempo que dura treinta años, volviendo al estado en que nos encontrábamos incluso antes de ser niños, es decir, antes de comenzar nuestra existencia como seres humanos. Volvemos a través del tiempo al punto de partida de nuestra existencia terrenal. De modo que mientras el cuerpo físico y el cuerpo etérico están tendidos en la cama, el cuerpo astral y el Yo no se encuentran en el mismo momento, sino que, retrocediendo en el tiempo, se encuentran en un momento muy anterior. Tenemos que acostumbrarnos a la idea de que, en principio, el Yo y el cuerpo astral no participan en nuestro
terrenal. En el fondo se quedan atrás, se quedan en el punto en que nos encontramos al tomar la decisión de hacernos con un cuerpo físico y un cuerpo etérico...El cuerpo etérico es el mediador entre lo anímico-espiritual y el cuerpo físico, constituyendo el lazo de unión a lo largo de los años. Si, por ejemplo, una persona ha cumplido sesenta años, su cuerpo etérico es el lazo entre la edad de sesenta años de su cuerpo físico y el momento de su primera aparición en la Tierra, aquel en el que el Yo y el cuerpo astral siguen estando.Que "nuestro yo", que en realidad no es más que el reflejo del verdadero Yo, parezca también viejo, sólo se debe al hecho de que el aparato reflector, nuestro cuerpo físico, poco a poco deja de estar tan fresco como en la edad infantil, hasta que finalmente se agota."
Las revelaciones de Rudolf Steiner sobre la vida de Jesús y la misión de Jesucristo iluminarán los espíritus y reconfortarán los corazones en estos tiempos de incertidumbre.