l ser humano, en comparación con los animales, es un ser defectuoso. Carece de los instintos con los cuales los animales están perfectamente equipados para satisfacer las pulsiones y ansias que el ser humano, sin duda alguna, comparte con ellos. La falta de instintos abre al Yo humano un amplio campo de evolución y acción, es origen de su individuación y posibilita la libertad, cualidades específicamente humanas.
Este ensayo se fundamenta en la biología, la antropología y la ciencia espiritual. Fue escrito para educadores y docentes, pero da rico contenido a todos los interesados, no sólo para la labor pedagógica, sino también para la autoeducación.
La educación de los sentidos volitivos en la primera infancia es la clave para remediar muchos problemas actuales del desarrollo infantil que en realidad no son problemas médicos.