En la vida religiosa cristiana el bautismo siempre representaba un papel importante. Y es curioso que persista el deseo de hacer bautizar a los hijos, aún en muchos de aquellos contemporáneos que ya casi no participan del servicio religioso en su iglesia o cuyo interés por toda forma de vida religiosa ha ido menguando. Esta tradición, por más resistente que sea, y este deseo muchas veces subsconsciente, no puede, para el cristianismo actual justificar de manera satisfactoria la subsistencia de este sacramento.
Necesitamos nuevos conocimientos, en cuanto se refiere a la encarnación del
y puntos de vista adquiridos conscientemente con respecto al nacimiento y al bautiusmo, junto a las propias percepciones y expereiencias de cada uno de nosotros, para poder llegar ahora a una decisión motivada y deliberada de hacer bautizar al niño.
Maarten Udo de Haes