I. Las cuatro esferas de la vida anímica y su fortalecimiento en el espacio. Las cuatro esferas de la vida interior: percibir, pensar, sentir y querer. Cómo la vida interior puede ser estudiada clarividentemente, desde fuera del cuerpo físico, cuando el vidente se hace consciente en su Yo y su cuerpo astral. II. Salida del cuerpo en el tiempo. Salida del cuerpo por el fortalecimiento del poder recordativo. Vivencia de lo puramente temporal después de la muerte y antes de la nueva encarnación: fases de religiosidad, tentación y educación en la corriente temporal prenatal. III. Fantasmas y el almacenamiento de recuerdos. Formación de fantasmas en las percepciones sensoriales. Las imágenes-sombra del pensar; el tesoro de la memoria. Lo no nacido en el sentimiento y en la voluntad. Percepción viva y visión interior en la época precristiana. La acción del Cristo. IV. Experiencias en el mundo espiritual después de la muerte. La verdadera relación con el Cristo. La transformación de la sabiduría del mundo espiritual en fuerzas de vida. La fuerza creadora de la voluntad afectiva. Cómo las cosas nos hacen preguntas. Preparación en la Tierra para el impulso de la vida en lo espiritual. V. La vida después de la muerte hasta la hora de la Medianoche Cósmica. Procesos que tienen lugar entre la muerte y la Medianoche Cósmica. La mirada imaginativa sobre las envolturas abandonadas. Despliegue de la consciencia en el mundo espiritual: desprendimiento de las fuerzas anímicas ligadas a la tierra, recordar, sentir y querer, luz anímica creadora. Sociabilidad y soledad en lo espiritual. La medianoche cósmica. El volverse a adueñar de uno mismo en la existencia cósmica. VI. El despertar a través del Espíritu Santo. Nuestras pasadas encarnaciones nos son reveladas en forma de mundo externo. Los acontecimientos y acciones del pasado se transforman en nuevas facultades. El impulso de Cristo nos permite encontrar la conexión con nuestro Yo en la Medianoche Cósmica. El Espíritu santo nos ayuda a convertir nuestra aspiración a un mundo exterior en euna luz que ilumina las pasadas encarnaciones y nos conduce hacia el nuevo nacimiento en la Tierra. Este poder del Espíritu Santo, llevado a la existencia física en la Tierra, también hará posible la visión del Cristo etérico. Formación de un arquetipo etérico espiritual para la siguiente vida terrenal.
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