d
y nos habla del reencuentro con Sofía, la divina sabiduría.
A los magos de oriente las vastedades del espacio les anunciaron lo mismo que
las honduras de la Tierra anunciaron a los pastores. La situación ha cambiado
para el hombre moderno. A través de nuestro mundo interior hemos de vivenciar
lo que los magos experimentaban partiendo de los astros y al contemplar la naturaleza
exterior hemos de sentir la veneración interior que tuvieron los pastores.
Entonces encontraremos nuevamente el camino hacia el Misterio de Na
d.
Isis, la Sofía divina y viviente, tuvo que perderse para los hombres ante
el desarrollo que convirtió la antigua astrología de los reyes magos
en matemáticas, geometría y mecánica. Pero si de esos campos
de cadáveres, que son las matemáticas, la astronomía y la
geometría, emerge y resucita la Imaginación viviente, eso equivaldrá
al reencuentro de Isis, de la nueva Isis, de la divina Sofía, que el hombre
ha de encontrar si ha de vivificar, dar plena