Hoy se dice frecuentemente que es muy difícil orar y esta queja tiene su fundamento; pero también podemos decir que en este caso es difícil lo sencillo, puesto que finalmente la oración se vuelve lo más sencillo, lo más íntimamente conocido que uno pueda imaginar. ¿Creemos que se necesita un gran esfuerzo, una especie de tensión del alma para lograrlo? ¡Todo lo contrario! El alma se libera de todo lo que le es ajeno, de toda tensión; llega a sí misma y se encuentra tranquila y serena en el centro de la vida, en la fuente de nuestro ser y del ser divino en nosotros. ¿No es nuestro máximo anhelo el sentirnos en profunda consonancia con nosotros mismos y con Dios? Hans-Werner Schroeder
Contenido
La oración como centro de la vida
Oír y hablar
Egoísmo en el orar
El Padre Nuestro
Por la noche
Perdón divino
Por la mañana
Orar es más que pedir
El pan nuestro de cada día
Salmo 23, versión según Hermann Beckh
No nos induzcas a la tentación
La deuda y el mal
Pedir, alabar, agradecer
Salmo 103, versión según Rudolf Frieling
El Padre Nuestro en relación a niños, difuntos y necesitados